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3 semanas

Todo comenzó hace 2 años con la llamada inesperada de un viejo amigo. ¿Te interesaría un trabajo como instructor?. BAM! Un año después estoy viajando por 8va ocasión a Buenos Aires, Argentina. Tantas anécdotas desde entonces y tantas aventuras y apenas me doy cuenta que no podré revivirlas con la nitidez con la que las viví por que no he documentado ninguno de mis viajes. Es por eso que inauguro, un año y medio después, la nueva categoría de entradas en mi blog personal: «Vuelta por el mundo».

27-Julio-2013. Rumbo a Tegucigalpa.

Lo más difícil para muchas personas es valerse por si mismas. A mi se me ha dado natural por las decisiones que he llegado a tomar en mi vida, sin embargo en ésta ocasión hay un nuevo factor en la ecuación. Mi esposa. Hacer maletas, cambiar dólares, calcular tiempos y presupuestos ya son parte de mi vida, pero como calcular el «echar de menos».

Un año en éste trabajo es más que suficiente para acostumbrarse a las largas esperas, las muchedumbres y los cambios de presión y temperatura. Sin embargo, siempre hay una primera vez y ésta es mi primera vez estando tanto tiempo fuera. 3 semanas en el extranjero con nada más que una maleta con 7 camisas, calcetines, calzones, 3 pantalones formales, unos jeans, una chamarra, un suéter, mi nueva laptop DELL (seleccionada especialmente para éstos viajes), 3000 pesos para viáticos y un boleto de avión con destinos a 7 distintos países, 3 destinos y 4 escalas.

Como siempre, mi esposa y yo llegamos temprano al aeropuerto, nos tomamos un refrigerio y platicamos como si nada estuviera a punto de suceder. Me puedo dar el lujo de estar con mi esposa más tiempo del que debiera gracias a que siempre viajo ligero y siempre que se puede hago «web-check in» así ahorro mínimo 4 tediosas horas de documentación y espera de equipaje al llegar. Siempre nos despedimos tranquilos, ésta vez no es así, logro detectar la profunda tristeza en la mirada de mi esposa mientras le digo que ya me voy y que la voy a extrañar.

El avión sale sin demora al primer destino. San José en Costa Rica. El viaje es cómodo y sin contratiempos.

Cada aeropuerto refleja el alma de su ciudad, hay aeropuertos viejos y oscuros, otros tristes y decadentes pero el Aeropuerto Internacional Juan Santa-maría refleja calidez, tranquilidad y mucha vibra vacacional. Mientras comía algo en la espera de mi vuelo de conexión me percate de la presencia en el pasillo de una figura conocida. No podía recordar en dónde había visto esa cara antes. Al regresar a mi lugar en la sala de espera, una muchacha alborotada que había viajado conmigo en el vuelo anterior me gritó que había visto a Matt Damon, ¡por supuesto!, por eso se me hacía conocido. Salió corriendo al pasillo a alcanzarlo y atacarlo junto con una manada de viejas locas. Al regresar me presumió la foto que se tomó con él y me la obsequió. se la pedí para presumirle a mi esposa.

Matt y Miss V

Matt Damon con aspirante a Miss Venezuela.

Una de las peores cosas que te puede suceder en la vida son los malos eventos inesperados. Viví el peor de ellos justo al llegar a Tegucigalpa en Honduras. Cualquiera que esté acostumbrado a viajar mucho sabe que esperar de ciertos aeropuertos y tipos de aviones pero yo que soy novato lo único que esperaba era un viaje sin eventualidades como los que hasta ese día había tenido.

!El peor aterrizaje de la historia! Todo mundo sabe, menos yo en ese momento, que Tegucigalpa es uno de los lugares más difíciles del mundo para aterrizar un avión y vaya que lo aprendí a la mala. La ciudad está sumergida entre cerros y el aeropuerto está a no más de un par de kilómetros de uno de los más grandes cerros. El piloto debe meter en espiral al avión entre cerros, después rodear el cerro más alto y «literalmente» dejar caer el avión al pasarlo para poder llegar a la pista justo a tiempo para poder frenar. Imaginen lo que yo pensé por no saber todo ésto mientras con terror veía las casas a metros de distancia del avión. Una verdadera pesadilla.

Y como lo mencioné antes, cada aeropuerto refleja de manera fiel a su ciudad. El aeropuerto de Toncontín no era la excepción. Desde que llegué la atención es inusual, el ambiente pesado, la gente distante y con mucha desconfianza. Lo pero que puedes hacer en cualquier aeropuerto es tomar un taxi apresuradamente. Debes informarte sobre los taxis oficiales y regulados por el aeropuerto por lo que inmediatamente me dirigí al módulo de atención y pregunté por los taxis y el cambio de dólares. Oh sorpresa cuando la propia empleada me recomendó cambiar mi dinero con un tal «Emilio» de una cafetería dentro del aeropuerto, además de recomendarme a un amigo personal como medio de transporte. Obviamente a todo le dije que si pero no hice nada de lo que me recomendó. Cambie mi dinero ya con un nivel alto de desconfianza en el banco del aeropuerto y tomé un taxi siguiendo a la gente que parecía saber lo que hacía. El recorrido al hotel fue bastante educativo. Aprendí que no debes confiar en nadie y que todos intentarían de una u otra forma pasarse de listos con los turistas. Especialmente con los turistas con «verdes». Las calles de Tegucigalpa son decadentes y llenas de pobreza extrema incluso en las zonas más pudientes. Hay negocios americanos en todas partes. Uno puede respirar la corrupción y el hambre de la gente.

Ya en el hotel la cosa cambió considerablemente, el personal, de lo mejor, especialmente el joven de la recepción. Quise salir a conocer la ciudad pero en el hotel no me recomendaron salir solo y mucho menos con mi pinta de turista. En fin, de todas formas me sirvió el descanso en la alberca del hotel y la deliciosa comida hondureña. Ya en la oficina todo fué muy distinto, mis alumnos de primera, y de muy buen humor. Me hicieron el viaje muy agradable y cambiaron por completo mi concepto de los hondureños.

Pincho hondureño

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Los famosos pinchos hondureños

El segundo día comenzó uno de las peores experiencias del viaje. atrape un maldito virus extranjero que me puso tan mal que tuve que asistir con un médico de emergencia en la noche. Me recetó medicinas fuertes que no fueron fáciles de conseguir y estuve el resto de la semana en cama después de dar el curso. El día de mi partida ya mucho mejor gracias a los medicamentos, me enfilé a mi nueva aventura.

3-Agosto-2013. Rumbo a Buenos Aires.

Buenos Aires es una de mis ciudades consentidas. Éste fue mi quinto viaje a la hermosa ciudad. Aquí ya no hay sorpresas. Conozco el centro como la palma de mi mano y es por eso que ésta ocasión decidí aventurarme a otros rumbos más lejanos y a vivir otras experiencias. Fué en éste viaje en donde conocí a 3 de mis colegas más memorables. Una de ellas, esposa de un miembro de «La 12» o también oficialmente conocida como «Jugador No. 12» que es la hinchada de Boca Juniors y que me habría de conseguir una entrada para el juego de Boca – Newell´s Old Boys para el pase a la «Copa Libertadores». También en éste viaje conocí el significado de «Boliche» (Antro) y tomé el famoso recorrido de tren ligero al hermoso pueblo de «Tigre». Espectacular lugar con vegetación y arquitectura indescriptibles.

Ya acostumbrado a la hospitalidad de los «chés» y acostumbrado a sus formas me fue muy sencillo pasear y deambular por rumbos menos turísticos y más interesantes. Una gran semana.

Un par de pieles argentinas

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Dos chamarras que me gustaron para mi esposita.

10-Agosto-2013. Rumbo a Caracas.

Ya en Caracas el viaje se puso bastante «interesante». La ciudad es famosa por su peligrosidad y sus carencias, sin embargo, yo viví 13 años en Ciudad Juárez y sé que gran parte de ese tipo de fama es creado por lo medios. Un aeropuerto muy austero, con negocios cerrados o abandonados y más de la mitad de las personas en el aeropuerto son «taxistas», «guías de turistas» o «casas de cambio» tan insistentes como los vendedores ambulantes de Acapulco. Entre tanta gente y letreros confusos pude encontrar un puesto de taxi para preguntar el precio y poder retirar mi dinero del cajero debido a que a esta altura ya los dolares se terminaron. Para mi sorpresa 1 de los 10 cajeros disponibles funcionaba y encima de todo nadie me advirtió que en Venezuela las cosas funcionan mucho muy distinto al resto del mundo. Se los dejo a consideración para cuando estén por allá por cualquier motivo.

  • 1. Lleven dólares en efectivo.
  • 2. No cambien sus dolares con cualquier fulano. Es mejor cambiarlos a la gente que no se dedica a la compra venta de divisas.
  • 3. No todos los cajeros entregan más de 1,000Bs (160dls aprox) y cobran comisión por cada retiro por lo que no aconsejo disponer de efectivo allá.
  • 4. TODOS los cajeros solicitan un número de cédula de identidad, como extranjero hay que poner los primeros dos o los últimos dos dígitos del pasaporte. ¿Cómo guardan ese dato en el sistema? No tengo la menor idea pero si no son los del pasaporte no te deja retirar el dinero, lo probé MUCHAS veces.
  • 5. Hay un alto porcentaje de que los cajeros dupliquen las transacciones o realicen transacciones incompletas que se reflejan en tu banco hasta que levantas una aclaración. Me paso 2 veces en una semana.
  • 6. Los cajeros te dan literalmente máximo 3 segundos para escribir la información solicitada. Si no logras ingresar los datos en ese tiempo se cancela la operación.
  • 7. Mientras 1,000 Bolívares Fuertes equivalen «oficialmente» a 160 dls, pueden cambiar esos 160dls «ilegalmente» en la calle por entre 10,000 y 11,000 Bolívares Fuertes.

En fin, después de sudar frío por no saber como utilizar los cajeros y además después de haberme robado mi dinero con el cambio, por fin llegué al hotel. Muy bonito lugar con una alberca muy coqueta. Cerca de el famoso parque «El Ávila» me decidí a pasear por las calles y conocer los alrededores. Todo mundo me dijo que estaba loco por haber hecho eso, pero la verdad es que mi paseo fue muy agradable y tranquilo.
El curso sin complicaciones y la escuela en donde se llevó a cabo tenía áreas verdes muy bonitas. Lo mejor definitivamente fue la comida. Que delicias nos preparaba de forma casera todos los días una señora que nunca tuve el placer de conocer.
Fué una semana muy agradable al final de cuentas. Tuve unos vecinos de cuarto muy ruidosos por las noches, pero al menos me hacían reír mucho con los gritos de la muchacha. El último día me dispuse a comprar unos recuerdos que vi en una galería dentro del hotel. Como ya había cambiado mis dolares con uno de los alumnos, estaba con una buena cantidad de Bolívares para gastar. El regreso no tuvo complicaciones, una pequeña escala en Panamá y listo, en México lindo y querido de regreso. Una buena experiencia y en general muy educativa.

Vista del cuarto

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